PERÚ

Déjate conquistar

No todo es Machu Picchu. Aquí podrás pasar de la verde y frondosa selva amazónica al interminable y amarillento desierto costero en cuestión de horas. Y en medio, los Andes, con varias cumbres de nieves perpetuas que superan los 6.000 m de altura. Tiene todo lo que puedas desear

Antes de viajar a Perú

Cómo llegar:

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Gastronomía:

Cuzco y Machu Picchu

La apacible Cuzco fue capital del imperio inca, la civilización que controlaba todo el territorio peruano en el momento de la conquista española en el siglo XVI, y ahora es punto obligado en cualquier recorrido por el país. Basta pasear por sus calles plagadas de compactos edificios, en los que se nota una singular combinación de arquitectura inca y española, para hacerse una idea de lo que esta ciudad debió ser en pleno apogeo cuando los incas la conocían como ombligo del mundo.

Pero además en sus alrededores se encuentran preciosos mercados como el de Chincheros, interesantes restos arqueológicos como Pisac o Ollantaytambo, que se pueden recorrer en una excursión de un día desde cuzco, y, por supuesto, Machu Picchu. Este último enclave, sin duda la imagen más relevante de Perú, fue levantado por los incas en la cima de una montaña, en un lugar casi inaccesible y rodeado por las altas y verdes cumbres de la Cordillera Urubamba. Su pétrea arquitectura y el misterio que le otorga el escaso conocimiento de su pasado convierten al santuario de Machu Picchu en un de los lugares más atractivos del mundo.

Aunque la mayor parte de los turistas visita este lugar en una excursión de un día desde Cuzco, es recomendable que intentes dormir al menos una noche en la sosegada población de Aguas Calientes, justo a los pies de la montaña donde se halla el recinto arqueológico. Así, además de tener más tiempo para visitar los restos incas, podrás disfrutar de un relajante baño en las aguas termales que dan nombre al poblado. Para llegar a Machu Picchu hay que tomar un tren desde Cuzco hasta Aguas Calientes y desde allí subir en autobús o caminando hasta las ruinas.

Mal de altura

Los cambios bruscos de altitud, tan frecuentes en cualquier itinerario por Perú, pueden provocar, cuando se pasa de un lugar más abajo, como Lima, a otro más alto, como Cuzco o el Titicaca, el llamado soroche o mal de altura. Los peruanos lo combaten con una infusión o mate elaborado con hojas de coca, que se encuentra con enorme facilidad en todos los hoteles y/o restaurantes de las zonas turísticas. Pero si no te fías de las soluciones naturales, en las farmacias venden medicamentos específicos.

En tren o caminando

Si no tienes mucho tiempo, lo mejor es que cojas en Cuzco el tren de turistas que lleva al santuario. El final de la etapa lo harás en autobús. Otra opción es el trek conocido como Camino Inca, pues durante tres o cuatro días caminarás por la misma calzada que seguían los incas para acceder desde Cuzco. Durante el trayecto se duerme en tiendas, por lo que no hay que llevar saco de dormir. No olvides unas buenas botas y ropa de abrigo.

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Qué hacer en Cuzco

Lima y la Costa

Con sus diez millones de habitantes, la inmensa capital peruana te sobrecogerá. Sin embargo, una vez perdidos el respeto y temor iniciales, Lima es una caja de sorpresas, sobre todo si paseas al atardecer por las callejuelas del barrio de Barranco. De día recorre el centro histórico, cuyos edificios están siendo restaurados tras años de abandono. Este es el caso de la Iglesia de San Francisco o el Palacio de Torre Tagle. Para las compras, acude a las tiendas del elegante distrito de San Isidro.

Interesante la visita al Museo Arqueológico donde podrás ver, por ejemplo, la Estela Raymondi y el Obelisco de Tello, dos de las más importantes piezas de la primera gran civilización peruana. Tampoco te saltes los museos Chavín de Huántar y Larco Herrera, con su magnífica colección de cerámica mochica y sus singulares vasijas eróticas. Y para despedirte de la capital, pasea por la Alameda de los Descalzos, inmortalizada por Chabuca Granda en su celebérrima canción La flor de la canela.

A 560 km al norte de Lima, se encuentra la segunda ciudad del país, Trujillo, con sus edificios coloniales y unos alrededores plagados de restos arqueológicos, como la ciudad de adobe de Chan Chan, de la cultura chimú (1000-1470 dC). Varios vuelos directos diarios conectan Lima y Trujillo, también se puede llegar en autobús y coche.

Excursión a Ballestas y Nazca

A 250 km al sur de Lima se encuentran las atractivas islas Ballestas, que forman parte de la Reserva Nacional de Paracas. Las excursiones en lancha a motor, que duran unas tres horas, parten de la Bahía de Paracas, y se pueden contratar en el propio muelle. Desde Lima puedes también volar a las enigmáticas líneas de Nazca, gigantescos geoglifos que decoran la llamada Pampa del Ingenio.

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Qué hacer en Lima

El sur: Titicaca y Arequipa

El lago Titicaca es un gran mar interior de aguas dulces e intensamente azul que Perú comparte con Bolivia. Con 8.300 kilómetros cuadrados, está formado por más de cuarenta islas, algunas de las cuales pueden visitarse en lanchas a motor que parten desde Puno, la principal ciudad a orillas del lago. Entre ellas destacan Taquile y Amantaní, donde se puede contemplar la vida tradicional de sus pobladores y la original organización comunal del trabajo. Una buena opción es pernoctar en las casas locales de estas islas. Las habitaciones suelen ser muy básicas, pero el sosiego que se respira a casi 4.000 metros de altitud y la posibilidad de disfrutar en las noches despejadas de un cielo estrellado impresionante, compensan sin duda la falta de comodidades.

También durante los recorridos por el Titicaca suele hacerse un alto en alguna de las curiosas y enormes plataformas flotantes construidas con juncos de totora por los uros, pobladores del lago que se autoproclaman descendientes directos de los incas. En Puno se puede contratar una excursión por el lago parando en Uros y durmiendo una noche en una casa local en Taquile

Siguiendo el litoral desde Puno y en dirección a Bolivia pueden visitarse en un día pueblos en los que se conservan iglesias coloniales, como Chucuito, con su capilla del siglo XVII y su templo inca de la fertilidad; Juli, con su iglesia de San Pedro, del XVIII y con interesantes pinturas; y Pomata, con su templo dieciochesco de Santiago Apóstol y buenas vistas del lago y de Bolivia. Las excursiones organizadas suelen parar además durante el recorrido (220 km) en Ilave, donde los domingos hay un mercado en el que sigue vigente el trueque.

Entre volcanes

En dirección a la costa desde Titicaca se encuentra Arequipa. Esta localidad conserva numerosos ejemplos de arquitectura colonial realizadas en piedra volcánica blanquecina, lo que le ha dado el sobrenombre de ciudad blanca. No te pierdas el Monasterio de Santa Catalina, la Catedral o la Iglesia de La Recoleta. Y si puedes, haz una excursión al Cañón del Colca.

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Qué hacer en Arequipa

Selva: Iquitos y El Manu

Perdida en mitad de la selva amazónica, Iquitos es un vago recuerdo de lo que fue durante la época del apogeo del caucho a finales del XIX. La visión de mansiones decoradas con azulejos portugueses del Malecón de Tarapacá, el ambiente sosegado de la ciudad, bañada por el Amazonas, y la posibilidad de realizar excursiones por los frondosos alrededores justifican el largo vuelo hasta aquí.

Lo mejor es contratar un paquete que incluya alguna noche en la propia Iquitos y dos o tres noches más en alguno de los numerosos albergues repartidos por los diferentes afluentes del Amazonas y a los que generalmente se llega en barco. Desde ellos se pueden realizar incursiones de mayor o menor duración a la selva para conocer, de la mano de expertos guías, algunas de las más fantásticas especies de flora y fauna amazónicas, como la acuática victoria regia o los caimanes, que suelen verse mejor durante los paseos nocturnos. Conviene llevar buen calzado, manga larga y loción antimosquitos.

El Manu. Reserva de la biosfera

Es una de las joyas naturales de todo el planeta. Varias agencias de Cuzco y de Lima organizan visitas por la zona declarada Parque Nacional, donde entre otros muchos espectáculos pueden contemplarse las colpas de guacamayos: paredes terrosas al borde de los ríos donde se concentra gran cantidad de estas coloridas aves. El mejor momento para visitar Manu es entre abril y septiembre, la época seca.

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Qué hacer en Iquitos

Si te has quedado con ganas de saber más, en este video puedes ir conociendo un poquito más de Perú: