Algunos expertos aseguran que existen cinco tipos de islas, otros que solo existen dos (las continentales y las volcánicas).
Entre todos los tipos, algunos comparten la manera en la que se crean, aunque no todas nacen de la misma forma. Por ello, para entender cómo se forma cada uno de estos tipos de islas, mejor los conocemos y explicamos las diferencias existentes entre ellos:
Suelen ser de gran tamaño, aunque no siempre es así. Ejemplos de estas islas son Groenlandia, Madagascar y Gran Bretaña.
Las islas continentales en esencia, son grandes fragmentos de tierra que se desprenden de un continente. Es un proceso que dura muchísimos años.
Estas islas son masas de tierra que se originaron por sí mismas, por algún tipo de actividad volcánica en el fondo del océano.
Cuando un volcán profundo explota en mitad del océano libera grandes cantidades de lava que al contactar con el mar se endurece formando capas y capas. Ejemplo reciente, la ampliación de la Isla de La Palma en las Islas Canarias.
Este tipo de islas se forman en las desembocaduras de los ríos, formándose poco a poco de los materiales que el agua va arrastrando: agua, grava y lodo fundamentalmente.
Un ejemplo de este tipo de islas es la isla de Marajó, la isla sedimentaria más grande del mundo, que se encuentra en la desembocadura del río Amazonas.
En este caso, estas islas se forman a partir de barras presentes en el canal central del río, a partir de las crestas y depresiones de los ríos. Este tipo de islas son típicas en ríos y lagunas.
Ejemplo de estas islas es la isla del Bananal, en el río Araguaia, la isla fluvial más grande del mundo.
Las islas coralinas están formadas por esqueletos de organismos marinos primitivos, es decir, corales. Algunos ejemplos de estas islas son Las Malvinas, Los Roques y la Isla Jarvis.
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